Cuántas veces hemos escuchado la frase «no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy» y la hemos ignorado, postergando indefinidamente alguna tarea o actividad, evadiéndola a tal punto que nos hace sentir ansiosos de no haberla realizado y dejado para el final, esto es procrastinar.
Muchas personas consideran a este mal hábito, un comportamiento irresponsable o que se deriva de la llamada «flojera» por no realizar las cosas, sin embargo, no se trata de ninguna de las anteriores, existen varios factores que pueden llevarnos a procrastinar un sin fin de tareas, actitud que nos lleva a resultados negativos en nuestra vida.
¿Qué es procrastinar?
El término “procrastinación” deriva del verbo en latín procrastināre, postergar hasta mañana. Sin embargo, es más que postergar voluntariamente. La procrastinación también deriva de la palabra del griego antiguo akrasia, hacer algo en contra de nuestro mejor juicio.
Esto quiere decir que procrastinar es un atentado contra nosotros mismos, un estilo de autosabotaje que nos impide realizar tareas importantes y postergarlas al grado de nunca llegar a realizarlas.
Y aunque pareciera en primera instancia que procrastinamos por flojera, la realidad es que hay muchos otros factores que influyen en esta conducta, te contamos algunos de ellos.
¿Por qué procrastinamos?
Contrario a lo que la mayoría de personas suelen pensar, procrastinar no es un defecto de carárcter, muchas veces el postergar lo que tenemos que hacer viene de un estado de ánimo emocionalmente negativo.
Nuestro cerebro está diseñado para sobrevivir, por lo que se enfoca diariamente en completar las tareas que son vitales para nuestro organismo, así mismo, se inclina por las tareas más fáciles o placenteras para nosotros, por lo que suele dejar de lado las que nos generen una sensación negativa o un reto mental.
A esto podemos sumarle estados de ánimo negativos, por ejemplo: ansiedad, aburrimiento, frustración, inseguridad, resentimiento, entre otros.
En otras palabras, procrastinamos debido a que nuestro sistema está enfocado en resolver las urgencias inmediatas de nuestro organismo, pero también por un mal manejo de las emociones, mismo que nos lleva a huir de situaciones estresantes que nos generen ansiedad, conductas que nos alejan de realizar tareas pendientes.
Procrastinar es solo un alivio momentaneo
Ahora que sabemos que procrastinar viene de un deseo de sentirnos bien de inmediato, podemos entender que aunque nuestro cerebro nos otorga alivio al huir de una situación desagradable, a la larga podemos experimentar otras emociones mucho más negativas que nos llevan a estados de ansiedad mayores.
Cuando postergamos por mucho tiempo una tarea sentimos que nos pesa, que la traemos cargando, como si fuera un costal de papas y justamente es lo que hace la procrastinación, evadimos el malestar momentaneo pero a la larga nos trae consecuencias peores.
La culpa y los resultados negativos para nuestra vida por procrastinar suelen ser un resultado que sabíamos que tendríamos, sin embargo, aplazamos hasta que ya no pudimos más.
¿Cómo dejar de procrastinar?
Ahora que sabemos qué es procrastinar, enfoquémonos en la solución, ¿Cómo dejar de postergar esa tarea tan importante que me resulta incómoda?
“Nuestros cerebros siempre están buscando recompensas relativas. Si tenemos un círculo de hábitos alrededor de la procrastinación pero no hemos encontrado una mejor recompensa, nuestro cerebro continuará haciéndolo una y otra vez hasta que le demos algo mejor que hacer”, dijo Judson Brewer, director de investigación e innovación en el Centro de Plenitud Mental de la Universidad de Brown.
Para dejar de procrastinar lo primero que tenemos que hacer es trabajar en nuestras emociones negativas no resueltas, si alguna tarea nos parece desagradable como lavar un baño o sacar la basura, lo mejor es programar a nuestro cerebro ofreciéndole un alternativa satisfactoria.
La solución debe ser interna, cada uno debe romper con el circulo vicioso de postergar, pero eso solamente podemos lograrlo con un análisis interno de nosotros mismos.
Cuando resolvamos ese misterio, nos daremos cuenta de que podemos darle a nuestro cerebro un incentivo o una recompensa por atender esa tarea pendiente, así el realizarla nos devolverá una sensación gratificante instantante justo después de haber realizado una tarea que queríamos postergar, con esto estaremos resolviendo la procrastinación y evitando que dañe a nuestro yo del futuro.
Recuerda que trabajar por lo que quieres no siempre será fácil, muchas veces tu cerebro te dirá que te pongas a ver la tv en lugar de hacer un conteo de tus gastos del mes, o te podría incitar a salir de fiesta, acción que afectaría tu compromiso de ahorrar, es por esto que debes engañar a tu mente para que puedas llevarte a un futuro mejor.
Un ejemplo de trabajo constante, podemos encontrarlo en la naturaleza con las abejas, ellas saben que deben trabajar diariamente por el bien de ellas y de su colonia, todas y cada una juega un papel, que aunque pareciera que su trabajo es pequeño, la suma de los esfuerzos de todas dan un resultado increíble.
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